¿Qué hacer ante un diagnóstico de Alzhéimer?

¿Qué hacer ante un diagnóstico de Alzhéimer? Sin pretender resultar prescriptivos he aquí algunas alternativas a considerar, fundamentalmente para personas en fase leve de la enfermedad. 

Alzheimer

Tus peores sospechas se han confirmado, la palabra que nadie  se atrevía a pronunciar, ni siquiera tú, el médico la ha dicho sin demasiados miramientos: tienes la enfermedad de Alzheimer. Tu mundo como lo conocías se vino abajo, a los 62 años no se supone que padezcas este mal pero ahí está , los médicos mandaron unos medicamentos pero siempre aclarando que no tiene cura, que hay que resignarse. ¿Resignarse? ¿Eso es todo? ¿No hay nada que hacer?

Esa parece ser la idea predominante en la mayoría de las personas y en un porcentaje significativo de profesionales también. Con el Alzhéimer se bajan las manos y se le deja avanzar porque “no hay nada que hacer”. Afortunadamente los avances en la ciencia van permitiendo un diagnóstico más temprano y con ello las posibilidades terapéuticas son mucho más amplias y efectivas. Hoy queremos ofreceros algunas alternativas a considerar después de un diagnóstico de Alzheimer (aunque muchas son válidas para cualquier momento). Nos inspiramos en las historias de personas que con la enfermedad o un alto riesgo de padecerla han decidido tomar el control y luchar contra el avance de la temible A. Son casos como los descritos en Dementia Diaries, un proyecto británico que intenta transmitir la experiencia de vivir con demencia a través de la voz de los propios afectados que llevan un diario online. O como la historia de Jamie Tyrone, relatada por el Washington Post, una enfermera que supo a través de un test genético que sus posibilidades de padecer la enfermedad eran de un 91 %. La primera reacción fue una profunda depresión pero después cambió su estilo de vida completamente; comenzó a hacer ejercicio, varió su dieta, se involucró en las terapias desarrolladas por un centro especializado en salud cerebral y creó un grupo dedicado a concienciar sobre la necesidad de investigar sobre el Alzheimer. He aquí algunas de las alternativas que puedes considerar para enfrentar la posibilidad actual o futura de padecer Alzheimer.

Ejercicio

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El deporte o al menos una vida activa físicamente parece ser la alternativa terapéutica en la que convergen el mayor número de patologías. El Alzheimer no es la excepción. En la Conferencia Internacional de la Asociación de Alzheimer 2015 celebrada en julio se presentaron los resultados de tres investigaciones sobre el efecto del ejercicio aeróbico de intensidad moderada a alta en las personas con enfermedad de Alzheimer y demencia llegando a concluir que esta modalidad de ejercicio puede ayudar a vivir mejor con la enfermedad. El ejercicio cardivascular constituye una recomendación de la Asociación de Alzheimer para ganar en salud cerebral. Una investigación  presentada en marzo de este año en la  American Heart Association demostraba que el ejercicio físico retrasaba la pérdida de tejido cerebral. A esta conclusión llegaron después de analizar a 1271 personas en un periodo de 20 años.

Nutrición

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Se ha demostrado que algunos nutrientes  tienen un efecto neuroprotector, entre ellos los ácidos grasos omega-3, abundante en el salmón, y los flavonoides de los arándanos.  Otros alimentos beneficiosos para el cerebro son las nueces y el chocolate negro. Se ha vinculado la dieta Mediterránea (rica en legumbres, verduras y pescados) a una mayor salud cognitiva. También la llamada dieta MIND  sigue ganando terreno gracias a los buenos resultados científicos que exhibe. Ha sido diseñada específicamente para proteger el cerebro y según sus autores puede disminuir hasta en un 53 % el riesgo de padecer Alzheimer entre quienes la siguen rigurosamente. La constituye un conjunto de 15 alimentos, 10 saludables al cerebro como las   verduras de hoja verde y otros vegetales, nueces, frutos del bosque , alubias, cereales, pescado, aves de corral, aceite de oliva y  vino y cinco poco saludables: carnes rojas, mantequilla, queso, pastas y dulces, frituras y la llamada comida rápida. Aún está por ver qué efecto tiene en personas con un diagnóstico establecido de Alzheimer pero los alimentos que incluye como saludables resultan una buena guía para nutrir el cerebro.

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Terapias no farmacológicas

Terapias no farmacológicas Alzheimer

Hay varias alternativas en el mercado. Entre las más conocidas está la estimulación cognitiva, la fisioterapia, la musicoterapia y la reminiscencia. En la fase leve de la enfermedad la persona misma puede establecer una rutina de actividades que resulten desafiantes al cerebro como elegir la ruta a seguir en un paseo o juegos de palabras. Existen diferentes productos en el mercado que pueden ayudar en ese sentido como cuadernos de estimulación o aplicaciones móviles. Lo importante es mantener nuestro cerebro lo más activo posible.

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Socialización

Socialización para el cerebro

¿Ha pensado en cuántos procesos mentales se activan cuando hablamos con otra persona? Lenguaje, memoria, atención, razonamiento….prácticamente todos. Si a eso sumamos los beneficios emocionales posiblemente estemos hablando de una de las actividades con efecto terapéutico sobre nuestro cerebro más efectivas y baratas. Un estudio que involucró a más de 116.000 personas encontró que aquellas que tenían mejores relaciones sociales también presentaban menos deterioro cognitivo. Las personas con una diagnóstico de Alzheimer tienden a aislarse (si no lo estaban ya); no lo haga, sus amigos seguramente comprenden que esos errores son solo la enfermedad y que sigue siendo la persona que tanto estiman.

Estas sugerencias son solo eso, una descripción de alternativas  que consideramos necesario se conozcan. Su aplicación no va a eliminar la enfermedad pero seguramente añadirá calidad a la vida de cualquier persona con Alzheimer.

Redacción TiTi